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jose alfredo felix serna

Agencias de inteligencia británicas se tropieza con sus propias mentiras 12 de enero de 2017 — Las agencias de inteligencia británica han ido demasiado lejos en su papel de dirigir la campaña fraudulenta para pintar a Donald Trump como un peligros agente de Rusia y de Vladimir Putin, que supuestamente están subvirtiendo la libertad y democracia estadounidense. Esto recuerda al consejero legal del Ejército, Joseph Welch, durante las audiencias de McCarty al Ejército en 1954, al final de la cacería de brujas anticomunista de Truman y McCarthy. Cuando McCarthy se lanzó contra un joven abogado del bufete de Welch acusándolo de comunista por haber pertenecido al Gremio de Abogados, Welch le respondió: “Ahora, señor, ha ido usted demasiado lejos. ¿No tiene usted sentido de la decencia, finalmente, señor? ¿Ha perdido usted el sentido de la decencia?” Ese intercambio, puso fin en esencia a esa parte de la asquerosa operación británica para desbaratar el legado de Franklin Roosevelt en Estados Unidos, aunque siguieron luego otras operaciones británicas en otras formas hasta la fecha. Ayer Donald Trump enfrentó a los “Joseph McCarthys” de nuestra era, en la prensa estadounidense, y dentro de la inteligencia estadounidense, en tanto que se reveló que esta sucia operación ha sido dirigida desde el comienzo por la inteligencia británica. La publicación de un documento de 35 páginas en el portal dizque noticiosa BuzzFeed, y luego promovido por la cadena CNN, la noche anterior a la anunciada conferencia de prensa de Trump y a 10 días de su toma de posesión, está repleta de acusaciones histéricas que se puede demostrar fácilmente que son mentiras inventadas. No solo afirman que Trump colaboró mano a mano con Putin para hackear los e-mails del Comité Nacional Demócrata y de Podesta, y que le pasaron los e-mails hacheados a Wikileaks, sino que sostienen que Putin está chantajeando a Trump con videos sobre sus relaciones con prostitutas en Rusia, e incluso orinando en la cama de un hotel en donde había dormido Barack Obama. En su rueda de prensa, Trump atacó la traicionera realidad de esta operación. Si el grosero informe fue emitido por las agencias de inteligencia, dijo Trump, entonces “sería una tremenda mancha en su historial, si en efecto hicieron eso... Yo piensa que fue algo ignominioso, deshonroso que las agencias de inteligencia hayan permitido que una información que resulta falsa y fraudulenta haya salido al público. Creo que es una deshonra, y dijo que, eso, es algo que hubiese hecho la Alemania nazi, y lo hicieron. Yo creo que es una desgracia que una información que era falsa y fraudulenta y que nunca sucedió haya trascendido al público”. Cuando CNN exigió el derecha a responder al ataque de Trump por su participación en la estafa, Trump lo interrumpió: “Tú no. Tu organización es terrible”. Sin embargo, Trump no identificó a la fuente de las mentiras, las agencias de inteligencia británicas. El material es tan claramente fraudulento que hasta el New York Times, que ha estado en el centro de la campaña para desacreditar a Trum como agente ruso, reconoció que “la decisión de funcionarios de inteligencia de alto nivel de darle al presidente, al presidente electo y a la llamada Pandilla de los Ocho (los líderes republicanos y demócratas del Congreso y de las comisiones de inteligencia) lo que sabían que era material no verificado y difamatorio, era demasiado inusual. El ex agente de inteligencia británico que recabó el material sobre el señor Trump es considerado un agente competente y confiable con amplia experiencia en Rusia, dijeron los funcionarios estadounidenses. Pero el pasó lo que escuchó de informantes rusos y otros, y lo que le dijeron no se ha verificado por la inteligencia estadounidense”. En realidad, el NYTimes había informado el 6 de enero que el informe oficial publicado la semana pasada por las agencias de inteligencia estadounidenses, el cual acusaba a Putin de subvertir las elecciones de Estados Unidos, también salió de la inteligencia británica, lo cual “hizo sonar la alarma de que Moscú había hacheado los servidores de la computadora del Comité Nacional Demócrata, y alertaron a sus homólogos estadounidenses”. Pero esto es lo que ha venido diciendo Lyndon LaRouche durante años, con relación al servilismo de la inteligencia estadounidense ante el imperio británico, en especial bajo los gobiernos de Bush y de Obama. Después de todo, fueron los británicos los que arrastraron a Estados Unidos a la guerra contra Iraq, en base a los informes de inteligencia pergeñados por Tony Blair sobre las inexistentes armas de destrucción masiva de Saddam Hussein; lo mismo con la guerra en Libia, en base a las mentiras de la inteligencia británica sobre Gadafi y los dizque “luchadores por la libertad” libios ligados a al-Qaeda; y lo mismo con las guerras en Siria y en Yemen, basadas en las mentiras de las redes británicas y saudíes que respaldan a los terroristas por todo el sudoeste de Asia, para tumbar gobiernos seculares e imponer “cambio de régimen”. El títere británico Obama, que nunca pierde una oportunidad para alabar a la reina y la “relación especial” entre Estados Unidos y el imperio británico, va para abajo. Helga Zepp-LaRouche ha propuesto que Obama regrese su Premio Nobel de la Paz, ya que ha sido el Presidente más belicista en la historia de Estados Unidos, el primer presidente que pasó cada día de su gestión en guerra, al mismo tiempo que perpetraba asesinatos extrajudiciales con drones cada semana durante ocho años. Trump dijo ayer que “si a Putin le gusta Donald Trump, ¿adivinen qué, amigos? A eso se le llama un activo, no un pasivo”. Eso describe la urgencia de la cooperación para derrotar al terrorismo. Lo mismo es cierto de la amistad con China y las iniciativas de Xi Jinping de la Nueva Ruta de la Seda en todo el mundo, a lo que Trump se debe adherir y hacer de ello el núcleo de la política exterior de Estados Unidos. Un grupo de más de 20 miembros del Comité de Acción Política de LaRouche estuvieron en el Capitolio ayer, para movilizar a los miembros del Congreso a restaurar de inmediato la Ley Glass-Steagall, haciendo un llamado a los demócratas y republicanos para que hagan que Trump cumpla sus promesas de campaña para implementar la Glass-Steagall y canalizar el crédito del gobierno de Estados Unidos a la reconstrucción de la industria nacional y de la infraestructura agrícola, restaurar los programas estadounidenses para conseguir la energía de fusión, la exploración espacial y las fronteras del conocimiento humano. Nada menos que eso puede poner al mundo de nuevo en el rumbo que merece la dignidad humana para toda la humanidad. LarouchePac.

2017-01-12
jose alfredo felix serna

Agencias de inteligencia británicas se tropieza con sus propias mentiras 12 de enero de 2017 — Las agencias de inteligencia británica han ido demasiado lejos en su papel de dirigir la campaña fraudulenta para pintar a Donald Trump como un peligros agente de Rusia y de Vladimir Putin, que supuestamente están subvirtiendo la libertad y democracia estadounidense. Esto recuerda al consejero legal del Ejército, Joseph Welch, durante las audiencias de McCarty al Ejército en 1954, al final de la cacería de brujas anticomunista de Truman y McCarthy. Cuando McCarthy se lanzó contra un joven abogado del bufete de Welch acusándolo de comunista por haber pertenecido al Gremio de Abogados, Welch le respondió: “Ahora, señor, ha ido usted demasiado lejos. ¿No tiene usted sentido de la decencia, finalmente, señor? ¿Ha perdido usted el sentido de la decencia?” Ese intercambio, puso fin en esencia a esa parte de la asquerosa operación británica para desbaratar el legado de Franklin Roosevelt en Estados Unidos, aunque siguieron luego otras operaciones británicas en otras formas hasta la fecha. Ayer Donald Trump enfrentó a los “Joseph McCarthys” de nuestra era, en la prensa estadounidense, y dentro de la inteligencia estadounidense, en tanto que se reveló que esta sucia operación ha sido dirigida desde el comienzo por la inteligencia británica. La publicación de un documento de 35 páginas en el portal dizque noticiosa BuzzFeed, y luego promovido por la cadena CNN, la noche anterior a la anunciada conferencia de prensa de Trump y a 10 días de su toma de posesión, está repleta de acusaciones histéricas que se puede demostrar fácilmente que son mentiras inventadas. No solo afirman que Trump colaboró mano a mano con Putin para hackear los e-mails del Comité Nacional Demócrata y de Podesta, y que le pasaron los e-mails hacheados a Wikileaks, sino que sostienen que Putin está chantajeando a Trump con videos sobre sus relaciones con prostitutas en Rusia, e incluso orinando en la cama de un hotel en donde había dormido Barack Obama. En su rueda de prensa, Trump atacó la traicionera realidad de esta operación. Si el grosero informe fue emitido por las agencias de inteligencia, dijo Trump, entonces “sería una tremenda mancha en su historial, si en efecto hicieron eso... Yo piensa que fue algo ignominioso, deshonroso que las agencias de inteligencia hayan permitido que una información que resulta falsa y fraudulenta haya salido al público. Creo que es una deshonra, y dijo que, eso, es algo que hubiese hecho la Alemania nazi, y lo hicieron. Yo creo que es una desgracia que una información que era falsa y fraudulenta y que nunca sucedió haya trascendido al público”. Cuando CNN exigió el derecha a responder al ataque de Trump por su participación en la estafa, Trump lo interrumpió: “Tú no. Tu organización es terrible”. Sin embargo, Trump no identificó a la fuente de las mentiras, las agencias de inteligencia británicas. El material es tan claramente fraudulento que hasta el New York Times, que ha estado en el centro de la campaña para desacreditar a Trum como agente ruso, reconoció que “la decisión de funcionarios de inteligencia de alto nivel de darle al presidente, al presidente electo y a la llamada Pandilla de los Ocho (los líderes republicanos y demócratas del Congreso y de las comisiones de inteligencia) lo que sabían que era material no verificado y difamatorio, era demasiado inusual. El ex agente de inteligencia británico que recabó el material sobre el señor Trump es considerado un agente competente y confiable con amplia experiencia en Rusia, dijeron los funcionarios estadounidenses. Pero el pasó lo que escuchó de informantes rusos y otros, y lo que le dijeron no se ha verificado por la inteligencia estadounidense”. En realidad, el NYTimes había informado el 6 de enero que el informe oficial publicado la semana pasada por las agencias de inteligencia estadounidenses, el cual acusaba a Putin de subvertir las elecciones de Estados Unidos, también salió de la inteligencia británica, lo cual “hizo sonar la alarma de que Moscú había hacheado los servidores de la computadora del Comité Nacional Demócrata, y alertaron a sus homólogos estadounidenses”. Pero esto es lo que ha venido diciendo Lyndon LaRouche durante años, con relación al servilismo de la inteligencia estadounidense ante el imperio británico, en especial bajo los gobiernos de Bush y de Obama. Después de todo, fueron los británicos los que arrastraron a Estados Unidos a la guerra contra Iraq, en base a los informes de inteligencia pergeñados por Tony Blair sobre las inexistentes armas de destrucción masiva de Saddam Hussein; lo mismo con la guerra en Libia, en base a las mentiras de la inteligencia británica sobre Gadafi y los dizque “luchadores por la libertad” libios ligados a al-Qaeda; y lo mismo con las guerras en Siria y en Yemen, basadas en las mentiras de las redes británicas y saudíes que respaldan a los terroristas por todo el sudoeste de Asia, para tumbar gobiernos seculares e imponer “cambio de régimen”. El títere británico Obama, que nunca pierde una oportunidad para alabar a la reina y la “relación especial” entre Estados Unidos y el imperio británico, va para abajo. Helga Zepp-LaRouche ha propuesto que Obama regrese su Premio Nobel de la Paz, ya que ha sido el Presidente más belicista en la historia de Estados Unidos, el primer presidente que pasó cada día de su gestión en guerra, al mismo tiempo que perpetraba asesinatos extrajudiciales con drones cada semana durante ocho años. Trump dijo ayer que “si a Putin le gusta Donald Trump, ¿adivinen qué, amigos? A eso se le llama un activo, no un pasivo”. Eso describe la urgencia de la cooperación para derrotar al terrorismo. Lo mismo es cierto de la amistad con China y las iniciativas de Xi Jinping de la Nueva Ruta de la Seda en todo el mundo, a lo que Trump se debe adherir y hacer de ello el núcleo de la política exterior de Estados Unidos. Un grupo de más de 20 miembros del Comité de Acción Política de LaRouche estuvieron en el Capitolio ayer, para movilizar a los miembros del Congreso a restaurar de inmediato la Ley Glass-Steagall, haciendo un llamado a los demócratas y republicanos para que hagan que Trump cumpla sus promesas de campaña para implementar la Glass-Steagall y canalizar el crédito del gobierno de Estados Unidos a la reconstrucción de la industria nacional y de la infraestructura agrícola, restaurar los programas estadounidenses para conseguir la energía de fusión, la exploración espacial y las fronteras del conocimiento humano. Nada menos que eso puede poner al mundo de nuevo en el rumbo que merece la dignidad humana para toda la humanidad. LarouchePac.

2017-01-12

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